Dolor, paso ineludible en el Amor
By Denise DziwakJune 13, 2014
Los invito a transitar el dolor de manera consciente, recuperando esa parte de su ser que puede estar detrás de las protecciones "anti dolor" para que puedan expandir su Ser y dar al mundo esa maravilla que traen dentro.
Cuando me encuentro ante el dolor, ya sea físico, emocional o de cualquier índole, surge la primera pregunta: ¿Por qué? Es una pregunta que deriva muchas veces de la falsa creencia: “si entiendo el por qué dejará de doler”.Claro que esto no sucede y muchos seguimos buscando los por qués durante toda una vida o aislando el dolor en la memoria para no sentirlo. Eso es lo que llamo es no hacernos cargo. Estamos en víctima echándole la culpa a algo o alguien que mucha veces no identificamos, y aún cuando si lo hacemos, nos quedamos atrapados en ese incesante potencial pasado imposible: “si no hubiera ….”. El dolor no deja de existir en ningún caso, lo reprimimos y tampoco desaparece sino que está en nuestro cuerpo físico en forma de tumores u otros desequilibrios, o en nuestra mente jugando a través de las creencias que se anclaron en el momento del dolor. Creencias como “si soy como soy recibo un castigo/dolor”, o “amar, entregarse, abrirse al amor duele”, nos dejan estériles de sentido, de existencia, sin poder ser en el mundo más que una fabricación de nuestros miedos e inseguridades. Además el dolor no puede olvidarse, no existe el olvido posible, ni siquiera después de zambullirse en píldoras mágicas que hoy parecen la nueva aspirineta, o perderse en adicciones de todo tipo que nos “hagan olvidar” por momentos aquello que nos duele.
Si aceptamos entonces que el dolor no se irá de nuestras vidas podemos pasar al siguiente paso: hacernos cargo de nosotros ante el mismo. Para eso comienzo por responder dos preguntas claves que surgen del dolor: 1) ¿por qué?, aunque no lo crean hay al menos una razón que encontré y 2) ¿qué puedo hacer ante el dolor, cómo lo supero, trasciendo, o doy sentido?.
¿Por qué sentimos dolor? Aclaro que la respuesta no disminuirá el dolor ni lo hará desaparecer, por si querían una solución “mágica”.
Sentimos dolor porque somos humanos, porque estamos en esta existencia para darnos cuenta que venimos a aprender a amar y que el amor es unidad y el dolor es todo lo que nos separa de esa unidad. Si no sentimos dolor tampoco podremos sentir amor, es parte del proceso de aprender a ser quienes somos. Si nos cortamos con un cuchillo y no sentimos dolor nos haremos daño y no nos cuidaremos parando la acción dolorosa. Entonces un dolor encierra un aprendizaje: algo nos duele, algo necesitamos aprender de la vida, algo no esta en concordancia con el amor o la unidad. Puede que nos seamos los promotores de esa separación y alguien no este siendo amorosos con nosotros, aún así aprendemos de que eso duele, que eso no lo quiero en mi vida y cuando tengo la capacidad de elegir como adulto puedo decidir no aceptar conductas no amorosas para conmigo ni ejercerlas yo para con otros.
Además si nos cerramos a sentir el dolor nos protegemos de todo, incluso del amor, y cerramos nuestras capacidad de amar y ser amados. Esto lo aprendí luego de un día de mucho dolor y llanto, donde al final, cuando solté las ganas de no sentirlo y explotó el Niagara de llanto y dolor, después de un rato me empecé a a reir, a sentir alegría, algo estaba cambiando por dentro, algo entraba en mí, los católicos le llamarían espíritu santo, otros la gracia divina, yo lo llamo AMOR. Me supe y sentí sostenida, abrazada e inmensamente dichosa de poder sentir que la vida volvía a mí y que reemplazaba al dolor por un amor que jamás había sentido, porque ese espacio antes estaba ocupado y sellado bajo llaves de mi miedo a sentir. Sí, lo sé, parece “fácil” escrito en un par de líneas, pero no lo es porque la sensación de muerte, fin, y sin sentido que viene con la experiencia es muy difícil (al menos para mí). Sin embargo, no hay historia que haya leído o experiencia que yo no haya atravesado donde sentir el dolor hasta lo más profundo no habilitara un nuevo espacio para expandir mi ser y sentir más amor que nunca antes. No me crean, hagan la prueba.
Así se responde sola la segunda pregunta sobre qué puedo hacer ante el dolor: sentirlo, hacerme cargo sintiéndolo, pidiendo ayuda para sentirlo libremente si no me animo a hacerlo solo. Hay infinidad de almas amorosas lista para acompañarnos, y no necesitan saber nada más que estar abiertos a estar presentes con amor.
Quiero terminar recomendándoles una obra musical que vi y me disparó a escribir este post: “Casi Normales”, está ya terminando su ciclo en Buenos Aires pero por ahí esta en DVD, ya sea la original del Broadway o la versión Argentina. Es una historia donde hablan del dolor en una familia como la de cualquiera y como puede desaparecer de la mente pero inunda del corazón y que si lo enfrentamos y asumimos hay luz, posibilidad y amor al final del camino.
Los invito a transitar el dolor de manera consciente, recuperando esa parte de su ser que puede estar detrás de las protecciones “anti dolor” para que puedan expandir su Ser y dar al mundo esa maravilla que traen dentro.
Con amor y gratitud,
Denise Dziwak
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