¿Controlar a los demás te hace feliz?

“Yo nunca he sido capaz de concebir como cualquier ser racional puede darse felicidad a sí mismo a través de ejercer poder sobre los demás.” – Thomas Jefferson

Cuando tu intención es controlar a los demás, ¿estás pensando acerca de la felicidad o estás más preocupado por la seguridad? ¿Estas confundiendo las dos – pensando que tratar de sentirte seguro a través de intentar controlar a los demás te va a hacer sentirte feliz?

Es mi experiencia que las personas tratan de controlar desde el miedo, y que el factor que los motiva es la necesidad de seguridad.

Tomate un momento para pensar en tu propia experiencia. Dado que a veces todos tratamos de controlar (por favor quita todo el juicio de “ser controlador” para que puedas aprender), lo más seguro es que recuerdes alguna vez en la que tratabas de controlar lo que alguien sentía por ti o como se comportaba – con enojo, avergonzando, culpando, culpándote a ti mismo, complaciendo, retrayéndote, resistiéndote o con una de las muchas maneras en las que tratamos de controlarnos los unos a los otros. Nuestro ego-yo herido ha aprendido muchas formas de tratar de controlar a los demás para no sentirse impotente ante ellos, y para no sentir la soledad y el desgarro del comportamiento no amoroso de los demás.

Cuando piensas en alguna vez en la que hayas sido controlador con alguien, ¿fue la felicidad tan siquiera una consideración? ¿Te acuerdas si alguna vez de hecho te sentiste feliz o dichoso cuando te las arreglaste para obtener la aprobación de alguien o cuando te las arreglaste para forzar a alguien a que fuera complaciente con tus demandas? Tu puedes haber sentido el alivio momentáneo que viene de sentir algún poder sobre el otro, en lugar de sentirte impotente ante la otra persona, pero ¿llenó tu corazón con paz y dicha?

Si eres honesto contigo mismo, vas a descubrir que el sentimiento momentáneo de seguridad se deriva de no sentirte impotente o sin poder sobre la otra persona, que era lo que estabas buscando. Y si continuas siendo honesto contigo mismo, vas a descubrir que no solamente esto no te brinda felicidad o dicha, sino que el saber que manipulaste a alguien puede incluso haber afectado tu auto-estima. Yo tengo muchos clientes que me dicen que muchas veces tienen miedo que alguien se dé cuenta que son un fraude – que no son quien aparentan ser – debido a su comportamiento controlador. Ellos están dispuestos a pagar un precio alto por la ilusión de seguridad.

¿Ilusión? Sí. La clase de “seguridad” que viene de un comportamiento controlador es muy diferente a la verdadera seguridad que viene de amarte a ti mismo y de asumir la responsabilidad por tus sentimientos – en lugar de hacer responsables a los demás de ti. Aún si pareciera que el otro te da el amor, la aprobación o el comportamiento que buscas, los demás siempre puede cambiar de parecer, o se pueden ir. ¿Ofrece acaso esto seguridad alguna?

La verdadera seguridad emocional, felicidad y dicha viene de ser amoroso contigo mismo y con los demás – no de tratar de obtener amor, aprobación o de complacer a través de un comportamiento controlador.

Cuando estás dispuesto a cambiar tu intención de tratar de controlar a los demás, a aprender a amarte a ti mismo, tú vas a experimentar la gran diferencia entre la “seguridad” y el alivio que momentáneamente puedes experimentar, y la verdadera paz interior y dicha que es posible cuando aprendes a amarte a ti mismo.

Sé que le da miedo al ego-yo herido siquiera contemplar aprender acerca de los comportamientos controladores y lo que te hacen sentir, pero te puedo garantizar que vale la pena. Nunca sentí verdadera felicidad hasta que me abrí a aprender acerca de mis comportamientos controladores y a amarme a mí misma.

Para poder aprender acerca de las muchas maneras en las que puedes estar intentando controlar, es de vital importancia que veas este aprendizaje como un proceso excitante de descubrimiento, el cual únicamente puedes llevar a cabo cuando dejas de juzgar tus comportamientos controladores. Todos tratamos de controlar, ¡así que no hagamos de esto una palabra con una carga negativa, como si se tratara de una mala palabra!