Miedo al rechazo

“Estoy realmente sola,” me dijo Sabrina en una de nuestras sesiones telefónicas, “sin embargo me sigo aislando. No busco relacionarme con la gente y no voy a lugares donde pueda conocer gente porque me da mucho miedo el rechazo.”

Oigo decir esto a mis clientes una y otra vez, tanto a casados como a solteros. ¿Qué causa este miedo y por qué es tan común?

La respuesta a esta pregunta yace en entender quién crees que eres – si crees que eres tu yo herido o tu esencia.

El yo herido en todos nosotros es inadecuado, controlador, e inseguro. Este es nuestro yo falso, nuestro ego, la parte de nosotros que construimos para intentar tener control sobre obtener amor, evadir dolor, y sentirse seguro. Está parte de nosotros protege con métodos obvios de control y con métodos de control  encubiertos - enojo, culpar, complacer, resistirse, retraerse, etc. ¡Esta parte de nosotros rara vez gusta!

Si creemos que somos nuestro yo herido, entonces por supuesto que nos da miedo el rechazo. Así, ¿cómo no habría de darlo? Sabemos que este aspecto de nosotros puede estar vacío, necesitado, aburrido, y que es manipulador – cualquier cosa menos digno de amor. Puede ser que no nos guste esta parte de nosotros, así que ¿cómo podemos esperar que a los demás les guste?

Imagínate, sin embargo, que tú sabes quién eres en realidad. Imagínate que sabes que tú eres tu hermosa esencia, tu expresión individual de Dios – amoroso, compasivo, creativo, sabio, dichoso, pacifico, y dotado con dones y talentos individuales. Imagínate que te puedes ver a través de los ojos del amor, los ojos de tu guía espiritual.

Cuando tú sabes que tú eres tu hermosa y perfecta esencia, entonces sabes que eres inherentemente digno de amor y valioso. Tú sabes que tienes mucho amor que ofrecer a los demás, y que no existe una razón inherente para que no le gustes a los demás. Cuando estás operando desde tu adulto amoroso sabiendo quien eres, tú no tomas el rechazo como algo personal. Tú sabes que si otros te rechazan, es porque ya sea que estén en su yo herido y se están desquitando contigo, o tú estás operando desde tu yo herido. Tú sabes que si tú te estás expresando como tu amable esencia, la única razón por la que alguien te rechazaría es por sus propios problemas de inseguridad y miedo. El adulto amoroso no rechaza – ni a nosotros mismos ni a otros.

El adulto amoroso sabe que no tenemos ningún control sobre lo que sienten los demás por nosotros. Pero cuando nos amamos a nosotros mismos y verdaderamente valoramos nuestra esencia, lo que sienten los demás por nosotros no es un gran problema. Cuando te valoras a ti mismo, escoges estar con personas que también te valoran. Tú vas a escoger no estar con alguien que consistentemente te rechaza.

Como adulto amoroso, te vas a relacionar para compartir amor con los demás, y si no están disponibles para compartir amor contigo, seguirás tu camino, sin tomarlo como algo personal. Por ejemplo, si estás como un adulto amoroso en una fiesta, valorando tu esencia, te le vas a acercar a alguien con apertura y calidez. Si esa persona no responde con apertura y calidez, tú le vas a reafirmar a tu niño que el comportamiento de esa persona no tiene nada que ver contigo y te iras con otra persona, al haber recibido la información de que está persona no está abierta.

Cuando sabes que tú eres tu esencia en lugar de tu yo herido, tú sabes que tienes mucho que ofrecer a los demás. Nuestra esencia siempre tiene una cálida sonrisa, una energía amorosa, un corazón cariñoso, considerado y comprensivo, un oído que escucha, como también compasión y empatía para ofrecer a los demás. Y, después de todo, ¿no es esto lo que todos buscamos en nuestras relaciones?

No tienes que ser el mejor en algo o la persona más atractiva físicamente para ser completamente digno de amor. El ser digno de amor realmente es acerca de tu habilidad para amar, lo que tu esencia tiene en abundancia. Cuando sabes esto y eliges operar desde tu adulto amoroso conectado con tu esencia, no le vas a temer más al rechazo. Aislarte se vuelve cosa del pasado cuando tu intención es compartir amor en lugar de evadir el rechazo.