Sentimientos heridos vs. Corazón herido

Clifford, de 42 años, casado con hijos, me dijo durante una sesión telefónica que estaba cansado de no sentirse feliz y dichoso.

“Recuerdo haber sido muy feliz y entusiasta de niño. Pero mis padres no me recibían para nada. Eran indiferentes con mi creatividad y entusiasmo.”

“¿Clifford, como te sentiste cuando ellos no te recibieron?”

“Destrozado”

Si, destrozado. Y este sentimiento es demasiado grande para un niño pequeño y sensible, así que Clifford aprendió a poner una tapa a su dicha para protegerse de sentirse destrozado.

Él también aprendió a protegerse a través de tomar la indiferencia de sus padres como algo personal, decidiendo que él no era lo suficientemente importante o bueno para ser recibido.

Sentimientos heridos

Clifford aprendió a tomar como algo personal el rechazo de sus padres como una manera de sentirse en control de su comportamiento no amoroso. “Es mi culpa,” se decía a si mismo de niño, “que ellos no sean amorosos conmigo, así que si tan solo puedo averiguar la forma correcta de ser, puedo obtener amor y evitar el dolor. “Cuando tomó el comportamiento de sus padres como algo personal sus sentimientos se hirieron. Él aprendió a preferir tener sus sentimientos heridos en lugar de tener que experimentar el sentimiento de vida existencial de sentirse destrozado.

Si miras en tu interior, puede ser que descubras que por debajo de los sentimientos heridos hay una herida más profunda – el tipo de herida que te hace sentir destrozado, la clase de herida que hiere el corazón.

Cuando estas en tu ego yo herido, es fácil herir tus sentimientos diciéndote a ti mismo que eres malo o que estas mal o que es tu culpa que estés siendo tratado de una forma nada amorosa. Tú sientes sentimientos heridos siempre que tomas el comportamiento de alguien más como algo personal.

Todos nosotros tenemos que crear nuestro yo herido para sobrevivir la infancia, porque el sentimiento de un corazón herido (sentirse destrozado) fue demasiado grande para que nuestro cuerpo chiquito lo pudiera manejar. Pudimos haber muerto o vuelto locos si no hubiéramos creado a nuestro ego yo herido.

Corazón herido

Ahora, como adultos, todos necesitamos volver a visitar la herida del corazón contra la que nos hemos estado protegiendo todos estos años. La herida del corazón es el sentimiento esencial existencial de vida que esta debajo de nuestros sentimientos heridos.

Herida del corazón = soledad, desgarro, corazón roto, pesar, tristeza, y aflicción en respuesta a la pérdida de seres queridos, del comportamiento no amoroso de los demás hacia nosotros y hacia otros, de la impotencia sobre el comportamiento no amoroso de los demás hacia nosotros y hacia otros, y en respuesta hacia nuestro propio comportamiento no amoroso hacia nosotros mismos y hacia los demás.

Estos son los sentimientos que fueron muy difíciles de sentir de niños. Estos son los sentimientos que necesitamos sentir ahora y atender como un adulto amoroso y bondadoso. Estos son los sentimientos que todos los comportamientos controladores y adictivos cubren o tapan.

En el momento que tratamos de tapar estos sentimientos, estamos en nuestro yo herido. Cuando decidimos sentir nuestros auténticos sentimientos, nos abrimos a nuestra esencia con una profunda bondad y compasión por nuestro corazón herido.

El poder  y la libertad de vivir nuestra verdad

Mientras no tengas el valor de sentir los dolorosos sentimientos existenciales de la vida – la herida del corazón – vas a continuar sacrificándote o haciéndote a un lado, enojándote, culpando y defendiéndote, y volcándote en sustancias o actividades para evadir tus auténticos sentimientos.

Sin embargo cuando finalmente decidas estar con tu verdad y sentir la herida del corazón por el comportamiento no amoroso de los demás, y de tu propio comportamiento no amoroso hacia ti mismo y hacia los demás, estarás ya encaminado hacia el poder personal y la libertad emocional.

La herida del corazón DUELE – mucho. Y es por lo que la evadimos. Pero cuando aprendemos a conectarnos con nuestra guía espiritual  y la acogemos con amor, bondad, cariño, y compasión, podemos aprender a manejarla. Cuando lo hacemos, nos movemos más allá del miedo y de la dependencia y entramos a nuestro poder y libertad.