Poder Personal

A todos nosotros nos gustaría tener poder personal – el  poder de manifestar nuestros  sueños, el poder de estar en calma y amorosos ante el miedo, el poder de estar centrados en nosotros mismos ante un ataque.

Nuestra sociedad a menudo confunde el poder personal – “poder interior” – con el “poder sobre”, el cual tiene que ver con controlar a otros. Hay una gran diferencia entre el poder personal y el control.

El poder personal proviene de una sensación interior de seguridad, de saber quien eres en tu alma, de tener definido tu propio valor intrínseco. Es el poder que fluye de ti cuando estás conectado y sientes tu unidad con una fuente espiritual de guía. Es el poder que es el resultado final de realizar un profundo trabajo interior tanto emocional como espiritual para sanar los miedos y las falsas creencias aprendidas en la niñez.

Sin este trabajo interior que sane las creencias que crean nuestras limitaciones, estamos atascados en nuestro ego, en nuestro yo herido. La base del ego es el deseo de control, de poder sobre los demás y sobre las consecuencias.

Nuestro ego es el ser que creamos para que intente tener el control sobre la obtención del amor, evitando el dolor, y sintiéndose seguro. Creamos nuestro ego en nuestro intento de protegernos de las pérdidas que tememos – pérdida del ser, pérdida del otro, pérdida de seguridad, pérdida de las apariencias. Cuando éramos niños, cuando no obteníamos el amor que necesitábamos, decidimos que nuestro verdadero Ser no merecía ser amado. En nuestro intento de sentirnos seguros, enterramos a nuestro verdadero Ser y creamos un yo falso – el ego, nuestro yo herido. Entonces el ego fue aprendiendo como sentirse seguro a través de intentar controlar a los otros y las consecuencias de las cosas. El ego cree que teniendo el control sobre cómo la gente nos ve y sobre lo que siente acerca de nosotros, así como sobre las consecuencias de las cosas, le dará la seguridad que busca.

Incluso si consigues tener algo de control sobre el enfado, la crítica, el juicio o el dinero, esto nunca te dará poder personal. Esto nunca te llenará de paz y alegría y de una sensación interior de seguridad. El control puede darte una sensación momentánea de seguridad, pero nunca te dará una profunda sensación de seguridad la cual proviene de reconocer tu valor intrínseco, el valor de tu alma. Mientras tu valor y seguridad sean definidos por factores externos los cuales pueden ser temporales – tu dinero, tu imagen, tu rendimiento, tu poder sobre otros – te sentirás angustiado. Nos sentimos angustiados cuando ligamos nuestro valor personal y felicidad a cosas temporales más que cualidades eternas, tales como el cuidado, la compasión y la amabilidad.

Por ejemplo, Walter es un hombre que tiene un tremendo poder sobre los demás pero no tiene poder personal. Walter ha conseguido millones como presidente de una empresa de inversiones. Tiene una esposa encantadora, tres hijos crecidos y dos casas maravillosas. Aun así Walter a menudo se siente angustiado. Tiene miedo de peder su dinero. A menudo se enfada cuando las cosas no van de la manera que él quiere y la gente no se comporta de la manera que el quiere. Como su corazón no está abierto, es un hombre solitario.

Walter opera desde su ego, creyendo que  el control sobre su enfado y el dinero le traerá la felicidad y la seguridad que busca. Consigue todo lo que cree que le traerá felicidad y seguridad y lo que siente casi todo el tiempo es angustia y soledad. Walter está vacío en su interior. No tiene conciencia de su verdadero Ser, no tiene conciencia de su belleza interior, no tiene conciencia de su amabilidad y valor intrínseco. Su vida está basada en cosas externas más que en los valores espirituales de amor, de compasión, honestidad y  amabilidad.

El poder personal viene de abrazar valores espirituales más que de los valores terrenales. Viene de hacer del amor, la amabilidad y la compasión – hacia uno mismo y hacia los demás – algo más importante que el poder sobre los otros. Viene de hacer el trabajo interior necesario para permitir al alma tener el dominio sobre el cuerpo, más que de permitir a los instintos animales de luchar o huir – instintos del cuerpo – tener el dominio sobre nuestras elecciones. Cuando el alma tiene el dominio sobre el cuerpo, tu tienes el poder de manifestar tus sueños, de estar centrado ante un ataque, de permanecer amoroso ante el miedo. Cuando el alma tiene el dominio sobre el cuerpo, tienes un enorme poder personal.