¿Por qué la mente tiene pensamientos que nos asustan?
By Por: Dr. Margaret Paul. Traducido por: Camila Andrea Lozano CastroAugust 14, 2019
¿Tienes problemas para detener los pensamientos escalofriantes que causan miedo y ansiedad?
Muchas personas han trabajado durante años en terapia, en grupos espirituales o con meditación para aprender cómo tener control sobre su mente. Sin embargo, muchos de ellos continúan luchando con el miedo y la ansiedad provenientes de pensamientos siniestros y no deseados (a menudo sobre lo que hicieron mal en el pasado, las cosas malas podrían suceder en el futuro y acerca de no ser lo suficientemente buenos para ser amados). ¿Por qué la mente persiste en estos pensamientos cuando nos hacen sentir tan mal?
Lo que antes nos protegía, ahora nos lastima
Nuestra mente programada (nuestro Yo Herido) llegó a existir para protegernos de las cosas que no podíamos manejar cuando eramos niños. Uno de los sentimientos más atemorizantes que podemos haber tenido cuando eramos pequeños es la impotencia. De chiquitos, si alguien no estaba ahí cuando llorábamos, podríamos haber muerto de hambre o de soledad. Cuando éramos niños, la impotencia ante el abuso emocional, físico o sexual era aterradora. Desarrollamos varias protecciones para no sentirnos impotentes intentando crear alguna sensación de seguridad. Las protecciones que desarrollamos sirvieron para evitar el dolor que no podíamos manejar.
Ya que la sensación de impotencia puede estar asociada con el miedo infantil a morir, es posible que hoy en día continúes recurriendo a las viejas protecciones que aprendiste de niño para protegerte del dolor y sentirte seguro. El problema es que estas protecciones son las que ahora están creando gran parte de tu miedo y ansiedad.
Predecir cosas malas elimina la incertidumbre
Una de las cosas que nuestro Yo Herido odia es la incertidumbre. Sin embargo, en el mundo de hoy, tenemos mucha incertidumbre y nos sentimos impotentes ante ella. En lugar de sentir esta impotencia sobre los demás y los resultados, nuestro Yo Herido crea un sentimiento de poder y certeza al enfocarse en las cosas malas que pueden suceder. Paradójicamente, nuestro Yo Herido preferiría pensar que tiene control sobre las cosas malas que suceden al predecirlas que vivir con la incertidumbre.
Además, muchos de nosotros crecimos con padres que se preocupaban mucho, creyendo que la preocupación evitaba que sucedieran cosas malas. Mi madre se preocupaba constantemente y nunca le pasó nada malo. Ella creía firmemente que era su preocupación la que la protegía, a pesar de que mi padre nunca se preocupó y nada malo le sucedió a él tampoco. El precio que mi madre pagaba por preocuparse era enorme: constante ansiedad e infelicidad y enojo frecuente resultante de estos sentimientos. Nunca se sintió segura.
No podemos sentirnos seguros sin una fuente espiritual de amor
Mi madre nunca se sintió segura porque no creía en una fuente espiritual de amor, así que no tenía ninguna fuente espiritual a la cual recurrir en tiempos estresantes. No podía "soltar y dejarle todo a Dios". Por su cuenta, todo lo que sabía hacer era preocuparse y pensar en tratar de tener una sensación de control.
Pero "soltar y dejarle todo a Dios" puede crear los mismos sentimientos de impotencia e incertidumbre que el Yo Herido odia sentir. De modo que el Yo Herido puede seguir intentando tener pensamientos aterradores para recuperar una sensación de control y certidumbre, incluso si se trata de pensamiento de cosas malas que suceden. Puesto que el Yo Herido vino a la existencia para tener el control, tiene que continuar tratando de controlar para seguir existiendo.
Una forma positiva de control
Con el fin de ir más allá del miedo y de la ansiedad que resultan del pensamiento negativo, tenemos que darle a nuestro Yo Herido una nueva forma de control. Tenemos que reconocer que las viejas maneras no están funcionando y estar dispuestos a dejar ir el tratar de controlar a las personas y los resultados con pensamientos negativos. En su lugar, tenemos que darle al Yo Herido una nueva descripción del trabajo: ¡controlar con pensamientos positivos!
Darle a nuestro Yo Herido una forma positiva de control a través de pensamientos positivos puede apaciguar esta necesidad de control, permitiendo que nos abramos y que la verdad y la bondad de Espíritu fluyan a través de nosotros.
¿Y si tu Yo Herido creyera que los pensamientos positivos le dan aún más control que los pensamientos negativos? Mi Yo Herido estaba feliz de saltar a bordo con esta nueva forma de control. ¡Ella es muy creativa con sus pensamientos positivos y ha dejado de asustarme completamente!
Darle a tu Yo Herido esta nueva y poderosa forma de "controlar", mientras te abres y permites que la verdad y el amor de Espíritu fluyan a través de ti es lo que crea una profunda sensación de seguridad.
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