¿Tienes el valor de ser un padre amoroso?
By Por la Dra. Margaret Paul traducido por Grace EscaipDecember 18, 2014
¿Tienes el valor de arriesgarte a amarte a ti mismo - incluso cuando pueda ser que tus hijos muestren un comportamiento carente de cariño?
A la mayoría de nosotros en realidad no nos gusta cuando alguien está enojado con nosotros. No nos gusta cuando se resiste a ayudarnos cuando necesitamos ayuda, en lugar de tener consideración por nosotros. No nos gusta cuando alguien se retrae de nosotros, desconectándose de nosotros, haciéndonos a un lado. No nos gusta cuando alguien nos hace demandas y no respeta nuestro derecho o necesidad de decir no. Muchos de nosotros hacemos casi lo que sea para evitar la soledad del alma y el desgarro que sentimos cuando la gente nos trata con enojo, resistiendo, demandando o de formas desconsideradas.
Se necesita mucho valor para permanecer amoroso a uno mismo y con los demás cuando nos enfrentamos con el comportamiento de cerrado o de enojo de los demás. Especialmente se necesita valor cuando la gente con la que estas lidiando son tus hijos. Sin embargo, a menos que tengas el valor de acercarte y enfrentar el enojo de tus hijos, su resistencia y retraimiento, puede que te rindas y dejes de cuidarte para evitar sus reacciones desconsideradas. Entre más niegues tu propia verdad y tus sentimientos y necesidades, más te van a hacer menos y menos te van a respetar tus hijos.
Tus hijos se pueden convertir en un espejo de tu propio comportamiento - haciéndote menos cuando tú te haces menos, no respetándote cuando tú no te respetas. Entre más te abandones para evitar el comportamiento no amoroso de tus hijos hacia ti, más te conviertes en la imagen perfecta del amoroso padre que todo lo da, de alguien que no necesita nada para sí mismo. Cuando haces esto, estas modelando ser un cuidador (del inglés “caretaker”).
Por otro lado, también no es amoroso para ti mismo y para tus hijos tener la expectativa de que tus hijos asuman la responsabilidad por tu bienestar. No es amoroso demandar que tus hijos se rindan y se abandonen para probar su amor por ti o para calmar tus miedos. No es amoroso demandar que sean de la forma que tú quieres que sean, en lugar de ser quienes realmente son. No es amoroso establecer límites que sirven para hacerte sentir seguro a ti como padre, en lugar de límites que apoyan su salud, seguridad y bienestar. Cuando te comportas de esta manera, tú estás modelando ser un tomador (del inglés “taker”).
El reto de una buena crianza es encontrar un balance entre estar ahí para tus hijos y estar ahí para ti mismo, así como también el balance entre libertad y la responsabilidad - para ser, y para modelar, asumiendo la responsabilidad por uno mismo, en lugar de ser un tomador (del inglés “taker”) o un cuidador (del inglés “caretaker”).
Tus decisiones tienen que estar basadas en que es en el bien supremo de tus hijos y de ti mismo. Si tu hijo quiere algo que no es en tu bien supremo darlo, entonces no es amoroso darlo. Si tú quieres algo para o de tus hijos que no es en su bien supremo, entonces no es amoroso el que tú tengas esa expectativa. Es amoroso apoyar la libertad de tus hijos para escoger lo que ellos quieren y ser ellos mismos, siempre y cuando no sea algo que los dañe y siempre y cuando no signifique que te pierdas a ti mismo. Puede ser que tus hijos no aprendan un comportamiento responsable hacia los demás cuando tú haces menos tus propias necesidades y sentimientos para apoyar lo que ellos quieren. Tú propia libertad para escoger lo que tú quieres, y para ser tú mismo, debe de ser tan importante para ti como el apoyar la libertad y deseos de tus hijos.
Por otro lado, si siempre pones tus necesidades antes que las de tus hijos, tú te estas comportando de una forma egoísta y narcisista, lo que limita la libertad de tus hijos. Tú estás entrenando a tus hijos a ser cuidadores (del inglés “caretakers”), a entregarse a las necesidades de los demás y a no considerar las suyas.
Una vez más, el reto de una crianza amorosa es modelar un comportamiento que es personalmente responsable, en lugar de ser un tomador (del inglés “taker”) o un cuidador (del inglés “caretaker”). Este es tu mejor oportunidad de educar hijos personalmente responsables. Sin embargo, necesitas recordar que tú no puedes hacer todo “perfecto” como padre, que tus hijos están en su propio camino, en su propio viaje del alma. Ellos van a hacer sus propias elecciones de ser amorosos o no, responsables o irresponsables. Tú puedes influenciar sus elecciones a través de ser amoroso contigo mismo y con ellos, pero tú no los puedes controlar. Ellos tienen libre albedrío, igual que tú, para elegir quién quieren ser en cada momento de su vida. Todo lo que puedes hacer es lo mejor que puedas hacer para modelar un comportamiento personal amoroso y responsable - un comportamiento que apoye tu propio bien supremo y el de tus hijos.
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